A dos semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Elon Musk se ha convertido en una pieza crucial en la campaña de Donald Trump para recuperar la Casa Blanca. La influencia del magnate sobre los votantes indecisos está siendo determinante, y su participación podría ser clave para el éxito del candidato republicano el próximo 5 de noviembre de 2024.
Musk, a través de la organización Future Coalition PAC, ha estado financiando una agresiva campaña de publicidad digital dirigida a votantes árabes y judíos en estados clave. Los anuncios, que se han difundido en plataformas como Facebook y YouTube, ofrecen mensajes contradictorios sobre la candidata demócrata Kamala Harris, presentándola tanto como pro-Israel como anti-Israel.
Publicidad dirigida y polémica
Según un informe de The Wall Street Journal a principios de este mes, Musk es uno de los principales financiadores de la organización sin fines de lucro Building America’s Future, que figura como el único donante del Future Coalition PAC. Esta organización habría donado 3 millones de dólares para impulsar la campaña publicitaria.
Hasta la fecha, la campaña ha gastado alrededor de 841.000 dólares en 43 anuncios que presentan mensajes opuestos sobre Harris. En algunos de ellos, la candidata demócrata es descrita como “antisemita” y “pro-Palestina”, mientras que en otros es presentada junto a su esposo, Doug Emhoff, como la “pareja pro-Israel” de América.
Los anuncios han sido estratégicamente colocados en estados con importantes comunidades árabes y judías. Uno de los territorios que ha recibido mayor inversión en publicidad ha sido Michigan, donde reside la mayor población de estadounidenses de origen árabe en el país. La campaña ha generado reacciones mixtas, dado que los mensajes contradictorios podrían confundir a los votantes, pero también ha captado la atención por su efectividad en estos grupos demográficos clave.
La conexión Musk-Trump
Desde que Elon Musk expresó públicamente su apoyo a Donald Trump tras un atentado fallido en Butler, Pensilvania, el pasado 13 de julio, se ha convertido en un aliado constante en su campaña. Musk ha advertido reiteradamente que solo Trump puede “salvar” la democracia estadounidense, y ha sido una presencia activa en los eventos de campaña, especialmente en estados clave como Pensilvania, donde la contienda es particularmente reñida.
No obstante, su implicación en la campaña ha levantado suspicacias entre algunos observadores que cuestionan las verdaderas motivaciones del empresario. Matt Teske, CEO de Chargeway, una plataforma de recarga de vehículos eléctricos, ha sugerido que Musk podría estar buscando beneficios para sus empresas a través de su cercanía con el expresidente.
“Creo que los intereses de Musk están principalmente centrados en temas relacionados con sus negocios, y la regulación es algo que siempre le ha preocupado”, comenta Teske. Musk ha mostrado en varias ocasiones su desacuerdo con la regulación gubernamental, especialmente durante la pandemia de Covid-19, cuando se opuso a las restricciones impuestas en California.
Beneficios potenciales para Musk
Según el profesor Gordon de la Universidad de Michigan, Elon Musk se ve a sí mismo limitado por la regulación y considera que la intervención del gobierno ha obstaculizado el desarrollo de tecnologías como la conducción autónoma. “Musk quiere estar a la vanguardia, ser el emprendedor que abre nuevos caminos sin estar constreñido por regulaciones que a menudo están desfasadas en comparación con los avances tecnológicos”, señala Gordon.
De hecho, Musk no ha ocultado su interés en desempeñar un papel más relevante en el gobierno si Trump regresa a la Casa Blanca. Trump ha sugerido que Musk podría ser el encargado de supervisar un programa de “recortes de gastos” en el gobierno de Estados Unidos. Aunque no se le haya ofrecido un cargo específico, varios analistas creen que Musk tendrá una gran influencia sobre Trump debido a su apoyo durante la campaña, lo que le daría un importante poder en las decisiones gubernamentales.
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Musk ha señalado que estaría dispuesto a liderar un “departamento de eficiencia gubernamental” para reducir la “asfixia regulatoria” en el país. Sin embargo, esta propuesta ha sido criticada por los demócratas, quienes advierten sobre los posibles conflictos de interés, dado que las empresas de Musk, como SpaceX y Tesla, han recibido miles de millones en contratos gubernamentales.
Para Musk, cuya imagen ha sido la de un “disruptor” y rebelde, su asociación con Trump es un reflejo de su deseo de cambiar las normas establecidas. No obstante, su marca y reputación ahora están claramente vinculadas al expresidente, y sus acciones durante esta campaña sugieren que es consciente de ello.
Una carrera ajustada
Mientras las elecciones del 5 de noviembre se acercan, las encuestas en los siete estados clave reflejan una contienda extremadamente ajustada. Tanto Trump como Kamala Harris han centrado sus esfuerzos en ganar votantes en esos territorios en los últimos días.
Harris pasó el lunes visitando Pensilvania, Michigan y Wisconsin, mientras que Trump realizó actos en Carolina del Norte, donde celebrará un mitin en Greensboro. Las encuestas nacionales muestran una diferencia de apenas uno o dos puntos porcentuales entre ambos candidatos en los estados decisivos.
Harris lidera en tres de los siete estados por menos de un punto porcentual, mientras que Trump mantiene una ventaja mínima en Pensilvania y Carolina del Norte, y de dos puntos en Georgia y Arizona. En estos tres últimos estados, la ventaja ha cambiado de manos varias veces desde agosto, aunque Trump ha mantenido una pequeña ventaja durante las últimas semanas.
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En Nevada, Harris tiene una leve ventaja, pero en estados como Michigan, Pensilvania y Wisconsin, donde la candidata demócrata había liderado por márgenes de dos o tres puntos, las encuestas se han estrechado significativamente. Trump ahora lidera por un estrecho margen en Pensilvania, uno de los territorios más disputados.